miércoles, febrero 08, 2006
Anoche vi Brokeback Mountain... salí un poco antes del curro y me fui al cine porque, si lo dejo, no voy nunca. Me gustó, no lo voy a negar, pero tengo que decir que no fue la gran película que esperaba ver... Lo primero, la encuentro lenta, y me extraña que haya triunfado en los EEUU, donde están acostumbrados a otro ritmo narrativo... pero bueno ¿será que esa gente está cambiando? Una de las razones por la que perdono esta lentitud es la posibilidad de que Ang Lee haya querido reflejar la lentitud de unas vidas que desean algo que no acaba de llegar... no sé, pero este es el típico juicio a posteriori que hacen los artistas de sus obras. Jonathan me dijo que la vio y que todo el mundo lloraba... pues no solté ni una gota, tal vez porque para historias de amor gay tristes ya tengo la mía (pero vaya un egocentrista asqueroso en que me he convertido...) y esta es bonita, es triste... tiene un algo de “autenticidad”. Y aqui acaba mi incursión como crítico cinematográfico... Más tarde, al salir del cine, camino del metro, descubrí los buenos puntos de la peli... pero claro, me pasa como con todo, que tengo una buena reacción, pero tarde.
Al volver a casa me fui al armario de los jerseys y saqué el verde (de fibra... ¡qué espanto!) que se dejó Glen en Madrid. Lo miré, lo abracé, lo olí, y le dije: “no eres más que un jersey... imagino que te usaré para trastear por casa” y lo dejé en su sitio, con los otros jerseys, que es donde debe estar.
Y por primera vez en un par de años una historia de amor gay triste no me trae a la mente a Glen, a todo lo que pudimos haber sido y hecho juntos. No, lo único en que me hizo pensar fue “ojalá estuviera aquí Thorsten, para abrazarle y besarle y dormir juntos”. Por cierto, el dia 24 podré hacer todo eso.
(Un inciso, la verdad es que no me puedo quejar: vaya tres tios maravillosos con los que me he ido a encontrar, el uno detrás del otro: Glen, Jonathan y Thorsten... eso sí que no se lo cambio a nadie –otro inciso... ¡todos guiris! voy a tener que ir a que me analicen...-)
En HaloScan tengo estos
y desde enetation (menos fiable, aunque ya no estoy seguro de nada en este mundo) tengo estos otros
Al volver a casa me fui al armario de los jerseys y saqué el verde (de fibra... ¡qué espanto!) que se dejó Glen en Madrid. Lo miré, lo abracé, lo olí, y le dije: “no eres más que un jersey... imagino que te usaré para trastear por casa” y lo dejé en su sitio, con los otros jerseys, que es donde debe estar.
Y por primera vez en un par de años una historia de amor gay triste no me trae a la mente a Glen, a todo lo que pudimos haber sido y hecho juntos. No, lo único en que me hizo pensar fue “ojalá estuviera aquí Thorsten, para abrazarle y besarle y dormir juntos”. Por cierto, el dia 24 podré hacer todo eso.
(Un inciso, la verdad es que no me puedo quejar: vaya tres tios maravillosos con los que me he ido a encontrar, el uno detrás del otro: Glen, Jonathan y Thorsten... eso sí que no se lo cambio a nadie –otro inciso... ¡todos guiris! voy a tener que ir a que me analicen...-)
